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Probemos Hablando es un dispositivo público de carácter preventivo y también una idea fuerza. Propone a las personas privadas de libertad participar, a través de la palabra y la escucha, en espacios de diálogo cuyo propósito es la humanización de las relaciones entre las personas y los grupos que conviven forzadamente. 

Se intenta ofrecer un cauce donde poder hablar, escuchar, respetarse y ponerse en el lugar de otras personas. Buscando dar cabida a nuestra necesidad humana de ser escuchados, así como a nuestras potencialidades para comunicarnos y comprendernos, para reflexionar y para comprender.  

Probemos hablando se interesa por el punto de vista de las personas privadas de la libertad y la parte de responsabilidad de cada una en “lo que pasa de la reja del pabellón para adentro”. Se intenta conocer y proponer una agenda de problemas de derechos humanos que es propia de cada grupo en sus propias circunstancias; así como acompañar acciones de diálogo bilaterales o multilaterales para avanzar en el acceso a los derechos.

Organizados en grupos de dos, tres o más facilitadores, colaboramos para criar diálogos improbables, que a veces son importantes para quienes participan de ellos.  Escuchamos y acompañamos.  No juzgamos ni enseñamos. 

Probemos Hablando, generalmente, se implementa como una sucesión de reuniones, casi siempre semanales, que van conformando “ciclos” de varios meses. Con grupos de participantes que van cambiando parcialmente. Se organizan círculos de diálogo dinámico, talleres, “charlas”, “cursos”, (etc.), que se van sucediendo y adquiriendo su identidad en base a la colaboración e interés de las personas participantes y el acompañamiento de las autoridades y el personal penitenciario.  

Al emprender estas intervenciones, se priorizan las poblaciones, sectores o pabellones de “alta conflictividad”, las que tienen menos actividades, libertades y recursos, a los que a veces se llama “la villa”.  

Se parte de una conversación sobre derechos humanos con las personas detenidas. Se trabaja, según el caso, en aulas, capillas o pabellones. Los grupos difieren en número y muchas otras cuestiones. La flexibilidad es parte de la propuesta.   

Se intenta que las personas interesadas puedan, a través de la palabra, acceder al derecho de ser escuchadas y a otros derechos. Por ello, cuando surgen demandas en pos de derechos humanos, se proponen y tienden canales de comunicación hacia el servicio penitenciario y otros operadores y autoridades.  

Se trabaja en base a los valores y objetivos del Programa Marcos de Paz, conforme sus lineamientos y modalidades de intervención.